Hace unos días que el Consejo de Ministros aprobó el anteproyecto de Ley de Cuidados Paliativos y Muerte Digna que permite evitar el sufrimiento innecesario y el ensañamiento terapéutico en los pacientes en fase terminal, pero no despenaliza la eutanasia ni el suicidio asistido.
La norma establece que toda persona mayor de edad y con plena capacidad de obrar tiene derecho a manifestar anticipadamente su voluntad sobre los cuidados y el tratamiento asistencial que desea recibir en el proceso final de su vida, incluido tanto el tratamiento analgésico específico como la sedación.
En la ley se refiere al derecho a la información asistencial, a la toma de decisiones, al tratamiento del dolor, a la voluntad anticipada o testamento vital, y al acompañamiento e intimidad en los últimos días de vida, para lo cual el paciente dispondrá de una habitación individual en el centro médico en que se encuentre ingresado.
También reconoce a las personas en fase terminal, el derecho a la asistencia domiciliaria en los cuidados paliativos que precisen, lo que les permitirá morir en su casa.
La ley, que deberá ser aprobada definitivamente por el Parlamento, unificará la normativa en el conjunto del Estado español, pues varias regiones -Andalucía, Aragón y Navarra- cuentan con legislaciones reguladoras en esta materia.